martes, 22 de enero de 2019

TEMA 9. LOS IGUALES COMO CONTEXTO DE DESARROLLO

TEMA 8. DE LA SOCIABILIDAD INNATA A LAS RELACIONES COMPLEJAS Y DIVERSAS

TEMA 7. EL DESARROLLO EMOCIONAL Y PERSONAL

TEMA 3. CONSTRUYENDO VÍNCULOS AFECTIVOS

Capítulo 3. Teorías que no comparto

En el tercer capítulo hace una relación de teorías que el autor no comparte ya que parten de la base de la maldad de los bebés, a los que sólo a través de una educación represiva y estricta se le podrá encauzar para que adquiera valores morales. 
Resultado de imagen de teorías sobre la educación de los hijos
No creo que esas teorías sean adecuadas para un buen ajuste socioemocional, ya que un bebé tan pequeño no es responsable de su conducta, ni actúa con maldad y aplicar métodos represivos que impliquen violencia no van a solucionar nada y es que a los bebés, como dice el subtítulo del libro, hay que tratarlos con amor y cariño para que se desarrollen adecuadamente, y no tratarlos como a adultos plenamente conscientes de sus actos. 

De hecho, creo que estas teorías que incitan a tratar a un niño con violencia, aplicándole castigos físico y sin cariño y comprensión lo único que dan pié es a que el bebé tenga un apego inseguro o desorganizado, con las consecuencias indeseables que ello puede conllevar en el resto de su vida.

El libro recoge la opinión de otros expertos que afirman que es necesario que el niño llore, que la madre sea abnegada y cumpla estrictamente las normas de crianza ya que todo es por el bien del bebé. Como el autor, no comparto estas opiniones porque un bebé no llora porque sí, sino porque es la forma que tiene de comunicarse con el mundo y creo que tampoco hay que dejar de hacer las cosas que hacen que deje de llorar sin motivo. Por ejemplo, si un bebé llora y su cuidador o cuidadora lo coge en brazos (casi seguro que deja de llorar), según estos expertos no se debería hacer porque malacostrumbran al bebé, a pesar de que la madre lo que quiere es hacerlo y así que el bebé se calle. Si este tipo de comportamiento se lleva a cabo con el bebé sistemáticamente, el apego que se va a crear va a ser del tipo inseguro evitativo.

Resultado de imagen de niño llorando

En el capítulo también se recoge la educación conductista, en la que para que el niño por ejemplo se acostumbre a dormir solo se le deje llorar hasta que se acostumbre (enseñar a dormir), o si no quiere comer alguna cosa se le dé de comer hasta que no insista en no comerla. Creo que esta teoría de la educación de los hijos es posible que al final de como resultado un apego inseguro evitativo.

Carlos González explica las bondades del colecho: no produce insomnio, no produce problemas psicológicos, no causa la muerte súbita y favorece el dar de mamar por la noche. Esto, muy frecuente en la mayoría de culturas, afianzan la relación que se crea entre el cuidador y el bebé, lo que hace más probable es que el apego que se cree sea seguro.

Otra de las teorías que se recogen en el tercer capítulo la que pone de manifiesto la importancia de la estimulación precoz (si estamos ante niños sanos para convertirlos en genios), pero el autor advierte que puede ser contraproducente. De hecho a mí me quisieron enseñar a colorear con cuadernillos de Rubio y yo aborrecí todos los tipos de cuadernillos Rubio porque me parecían una obligación innecesaria y que otros compañeros de mi clase no tenían que hacer. 

La teoría del tiempo de calidad asegura que aunque los cuidadores estén separados de sus hijos durante muchas horas al día, lo importante no es la cantidad de horas sino la calidad. Sin embargo, creo que puede dar lugar a un apego inseguro evitativo, ya que los padres no atienden la necesidad de compañía del bebé (los niños pegajosos) y que aumenten las conductas de apego en presencia del cuidador para evitar que se aleje.

Otra teoría que el autor no comparte es aplicar el tiempo de exclusión, pero creo puede ser el origen de un apego inseguro ambivalente si no se le explica muy bien los motivos de la exclusión al niño. 

La última de las teorías que se recogen en este capítulo es el método basado en premios/castigos, que el autor no comparte porque puede provocar que los niños actúen y no sepamos si es por el premio/castigo con lo que puede que por ejemplo si el niño va a estudiar porque si aprueba le vamos a dar un premio no estudie por aprender sino por el premio. 

En conclusión, este capítulo recogen ejemplos de lo que el autor considera que no se debe hacer para que el niño crezca lo más sano posible psicológicamente y creo que son muy  acertadas y muy lógicas a priori, aunque la cultura actual trate de ocultar que educar a los niños con amor es lo que se debe hacer.

Resultado de imagen de teorías sobre la educación de los hijos


Capítulo 2. ¿Por qué los niños son así?

Por qué los niños son así es el segundo capítulo en el que se pone en duda los consejos de los expertos en criar a los niños, en los últimos doscientos años se han producido grandes cambios.
Imagen relacionada
El autor, que es un pediatra de dilatada trayectoria profesional, nos va explicando a lo largo de este capítulo que las personas que fueron tratadas con cariño en su infancia se convierten en adultos más pacíficos, más comprensivos, más amables, más sanos y más felices y hace valer la idea que aunque existen muchas culturas en el mundo, coinciden en lo esencial. 

Carlos González afirma que es la selección natural es lo que hace que cada animal cuide a sus hijos de la mejor manera posible, pero que en el ser humano esta conducta no depende solo de la información recogida en los genes (por ello afirma que todas las culturas del mundo coinciden en lo esencial), sino también del aprendizaje y de la cultura. Con todo esto se refiere a que los modelos internos de apego se transmiten entre generaciones (transmisión intergeneracional del apego).

En este capítulo se pone en duda los consejos de expertos y se afirma que a veces lo mejor es lo más simple y lo más lógico, pero que para saber cómo cuidaban los hombres que no tenían influencia cultural tendríamos que fijarnos en qué tipo de animales somos y cómo crían a sus hijos los animales del tipo al que pertenecemos. Y es que los bebés humanos son totalmente dependientes hasta que tienen varios años de su madre/cuidador (en la alimentación, el contacto, la presencia), la separación de la madre (la falta de contacto físico hace que el niño llore, tenga problemas de conducta o socialización) si no se mantiene el contacto madre/hijo puede provocar a corto y largo plazo problemas para un correcto ajuste socioemocional en el menor. 

Resultado de imagen de niño llorando guarderia

Como se recoge en el capítulo 3 del manual, el modelo interno de apego que los niños y niñas y sus cuidadores y cuidadoras será el modelo para todas las relaciones afectivas que establecerá el individuo durante el resto de su vida y esto se ve reflejado en las conductas de apego: el bebe no quiere ir a la guardería (supone separarse de la figura de apego), no quiere que lo cojamos en brazos (porque quiere estar cerca de su figura de apego) y no quieren dormir solos. Por tanto, es crucial discernir entre los distintos consejos que dan los expertos pensando en qué es lo mejor para el bebé: debemos reflexionar, siguiendo el razonamiento del anterior párrafo que si los animales no dejan solas a sus crías y nosotros en el fondo nos sentimos culpables por dejarlos solos, ¿por qué lo hacemos?¿Confiamos tanto en algunos de los expertos que sus consejos pueden contradecir nuestro criterio propio, por el que criaríamos a nuestros hijos si estos expertos no existieran?

Este autor es partidario del colecho, es decir, de que los cuidadores duerman en la misma habitación o en la misma cama que el bebé; de que el bebé mame a demanda, que cuando llore se le coja en brazos y se le trate con amor y cariño, porque eso favorece que el bebé establezca un apego seguro con sus cuidadores y esto no hará como dicen algunos expertos que se malacostumbre, sino que se forme psicológicamente sano.

En mi caso, me cuenta mi madre que ella en principio siguiendo el consejo de los pediatras me llevó a mi habitación a los seis meses, pero como me despertaba y no la dejaba dormir (además a esa edad todavía mamaba) y también por comodidad para ella. Empezó al principio a compartir mi cama, pero como estabamos muy apretados al final puso dos camas juntas y dormíamos uno al lado del otro hasta que cumplí los 6 años, en la que la maestra dijo en clase que había que ser independientes y que debíamos dormir solos y me sentí aludido. 

Resultado de imagen de colecho madre e hijo

lunes, 21 de enero de 2019

Lectura: Bésame mucho, la guía definitiva para criar a tus hijos con amor

He decidido, por propuesta del profesor de Psicología, iniciar la lectura del libro-guía Bésame mucho, que se propone como la guía definitiva para criar a tus hijos con amor, es decir, para evitar el castigo físico y para dejar atrás las creencias que la sociedad occidental lleva inculcando desde hace siglos sobre la crianza de los hijos. Su autor es Carlos González, un pediatra zaragozano afincado en L'Hospitalet de Llobregat.

Tras la lectura del primer capítulo, que trata sobre las dos visiones que los padres tienen de los niños que se recogen en su título: El niño bueno y el niño malo y en la que se argumenta que existen distintos tipos de guías y de expertos respecto a la crianza de los niños, los hay que tienen una visión negativa de los niños, a los que describe como manipuladores, egoístas y que intentan salirse con la suya.

Pero, ¿son los niños así? En este curso he aprendido que hay niños con temperamento fácil y con temperamento difícil, pero que no condiciona el tipo de apego, sino el ajuste de los cuidadores a las características de este niño/a. También sé que los niños con padres autoritarios, un estilo de socialización parental que se caracteriza por usar el castigo físico, amenazas y prohibiciones y por no tener en cuenta el punto de vista del niño en el establecimiento de normas, suelen ser sumisos y obedientes pero tienen pocas habilidades sociales, baja autoestima y escaso autocontrol. 

Por tanto, si lo que queremos son niños sumisos, pero con poca autoestima, estas son las prácticas que debemos emplear porque las creencias de las que partimos de cómo debe ser la crianza de los hijos es esa. Como consecuencia de estas prácticas observamos que los niños no progresan en la adquisición de las habilidades sociales, que tienen gran importancia para alcanzar el buen ajuste psicológico. Sin embargo, esto no ha podido ser contrastado por el alto coste que tendría llevar a cabo estudios aleatorios durante 20 años.

En el capítulo 1 también se habla de los libros guía sobre crianza que orientan siguiendo un modelo intermedio: sí dar el pecho pero no más allá de los seis meses, sí dar cariño pero el necesario, no usar el castigo físico, pero una bofetada a tiempo te salva de problemas y no cogerlo siempre que llora porque se acostumbra. Los niños necesitan cariño y no está mal que lo reciban, aunque haya expertos que se opongan.

Lo ideal sería poder acabar con estas creencias negativas de muchos padres (entre ellos, los míos). Si estos padres se convirtieran en democráticos, harían de sus hijos/as unas personas con buen rendimiento académico, buen ajuste emocional y social, que es lo que espera la cultura de las futuras generaciones.

En conclusión, si eres un padre autoritario/a, haz un esfuerzo por convertirte en un padre o madre democrático porque tus hijos se criarán sin los efectos negativos del castigo físico, aunque parezca muy efectivo, puede tener consecuencias negativas en su desarrollo. 

Existen muchos tabúes en la crianza de los hijos y casi todos establecen límites al contacto físico entre madre e hijo que, desde mi punto de vista, deben ser desmentidos:
- Si los niños lloran, se debe aplicar la extinción, es decir, no se les puede tomar en brazos, darles lo que piden ni hacerles el mínimo caso.
- En cuanto al sueño está prohibido dormir a los niños en brazos o dándoles el pecho, cantarles o mecerles para que duerman o dormir con ellos.
-Relacionados con la lactancia materna está prohibido darle el pecho en cualquier momento o en cualquier lugar o a partir de que el niño tenga una cierta edad.